Sobre la desmesura y la
apatía
Con paisajes urbanos y personajes
solitarios, Paraísos,
nueva novela de Iosi Havilio, transita una historia en la periferia
de un
mundo sórdido que se encuentra a la vuelta de la esquina.
Ficha técnica
Título: Paraísos
Autor: Iosi Havilio
Género: Novela
Editorial: Mondadori
Páginas: 349
Precio: $ 99
Por Alejandro Armentía
En Paraísos, Iosi Havilio da continuidad a un tono, un
procedimiento narrativo y una historia que hace unos años ya había determinado
el éxito de Opendoor, su primera novela publicada en 2006 que recibió, entre otros, los
honores de Beatriz Sarlo.
Narrada en primera persona, Paraísos cuenta, a través de 36 breves y
llevaderos capítulos, la historia de una joven que queda viuda y, al ser
desalojada de su casa en la que vivía junto con su pequeño hijo Simón en
Opendoor, decide mudarse a la capital.
Allí la protagonista, de la cual no sabremos su
identidad, recomienza su vida a través de un azaroso peregrinar: consigue
trabajo en el reptilario del zoológico; se aloja en un edificio tomado -el
Buti- regenteado por dealers, travestis y Tosca, un singular personaje que padece de cáncer y tiene
un hijo deforme. Todo esto sin mayores sobresaltos, sin pasiones o emociones y
sin ambiciones, expresado en la voz de un narrador indiferente ante los
acontecimientos mundanos y también ante los excepcionales: “Me siento un
fantasma”, dice.
La inexpresiva joven, sumida por momentos en
reflexiones inconclusas, mantiene una pasiva relación con el mundo que es
interrumpida a partir de los encuentros con la irreverente Eloísa, un personaje
más enigmático que certero con quien tiene un pasado compartido en Opendoor, y con el que mantiene una relación
ambigua.
La protagonista -con más apatía que consciente
complicidad- se sumerge en estados lisérgicos a base de alcohol y marihuana,
llevada por la incontenible personalidad de su amiga, que la empuja a cometer
todo tipo de desmesuras.
Paraísos -tercera novela de Havilio- es una historia en tránsito: desde
la ruralidad de Open Door a los márgenes de una ciudad selvática que, desde la
mirada del narrador, está habitada por árboles y animales, más que por
edificios y personas. La joven protagonista, ex estudiante veterinaria, repasa
cada noche un libro del zoólogo Albertus Seba y dedica su insomnio a calcar una
serpiente, o se detiene a contemplar el reptilario del zoológico donde trabaja,
o es acompañada por Canetti, que le describe los árboles que visten la ciudad.
Pero entre los catálogos de animales y plantas, en Paraísos lo que asoma, en paralelo, es un
gran bestiario de personajes solitarios y desdichados.
Iosi Havilio parece consolidar un estilo original
que, con sutiles reminiscencias arltianas, se nutre de la otredad que habita en
los márgenes de la urbe. Con un tono gris pero directo, el autor recupera las
manifestaciones de un espíritu costumbrista teñido por los tiempos actuales.