martes, 4 de octubre de 2011

Más extraño que la ficción. Sobre "En los márgenes" de Ignacio Molina

La editorial bahiense 17 grises publicó En los márgenes, un nuevo libro de relatos de Ignacio Molina en el que la cotidianeidad y lo aparentemente autobiográfico rodean algunas tensiones centrales de la literatura contemporánea.

En los márgenes reúne nueve textos que pueden leerse como facetas distintas de la misma experiencia vital. El padre, el hijo, el supermercado, los trámites, los malestares del cuerpo fluyen en una serie de relatos breves, en primera persona, que relatan la vida cotidiana del protagonista.
Ignacio Molina elabora una propuesta narrativa que presenta cada situación como una capa posible de eso que suele llamarse “lo real”. Los textos que lo componen fueron publicados entre junio de 2005 y fines de 2010 en el blog Unidad Funcional. Al dar inicio a ese proyecto on-line, Molina afirmaba en un post: “Por este medio no serán publicadas "mis historias". Esta unidad funcional queda al fondo de una planta baja, y a la literatura, con llave en mano, se llega por el ascensor.” Molina se preocupaba entonces por mantener una cierta distinción entre su obra literaria y esta otra forma de escritura. Seis años después, esa narración de la vida cotidiana en la que Ignacio Molina se convierte en un padre amoroso, va al chino, discute con su pareja o manifiesta sus preferencias políticas se convierte en un libro y la tensión entre lo que es y lo que no es literatura se diluye sin desaparecer.
En el tiempo transcurrido entre ese primer posteo y su versión en papel, Josefina Ludmer hizo circular sus ensayos sobre  la “literatura posautónoma” en  los que plantea que la escritura de una realidadficción funda nuevos modos de escribir y otras experiencias de lectura. Tanto el tinte autobiográfico como la inclusión de subgéneros propios de los medios de comunicación tensionan la definición de la literatura y funcionan como detonadores de una escritura en red que descompone el campo literario. La discusión sobre qué es o no literatura implica necesariamente la pregunta sobre qué es ser un escritor.
Los relatos que integran En los márgenes recuerdan a esos mapas que hacíamos en la escuela primaria. Primero el mapa político comprado en la librería del barrio, encima, pegado sobre el margen izquierdo, un copia en papel de calcar en la que coloreábamos los cuatro climas o los principales ríos. El mapa comprado no era el territorio, y el mapa traslúcido que le superponíamos hacía dialogar nuestro propio trazo con el territorio nacional. En los márgenes exhibe un gesto similar, en el que dos modos de realidadficción se encuentran: el registro que se presenta como autobiográfico y una edición literaria en la que apenas cambian los nombres propios y se eliminan los comentarios de los seguidores del blog.
Los textos de Molina se centran en lo cotidiano, como si quisieran subrayar que es lo único que la vida tiene para darnos. El niño bahiense que juega al basquet se transforma en el adulto que pasea a su hijo por un barrio sonorizado con la música de Telenoche.  En En los márgenes, todo el tiempo pasa el tiempo. Y en ese pasar, la vida es una madeja de realidad, recuerdos y ensoñaciones. Octavio Medina, el protagonista, relata lo que hizo durante el día, cuenta sus sueños futuristas o dramáticos, trata de poner en palabras ciertos estados del cuerpo como el dolor físico, el desvelo o el aura migrañosa y, así, escribe diecinueve años de su vida en pocos párrafos. El paso del tiempo, el envejecimiento, se tornan tan palpables como si fueran un personaje más.
Visitar la infancia desde la experiencia de la paternidad es un tópico frecuente, sin embargo, al ser ubicado en la historia ese enlace adquiere una especificidad. Escribe Molina: “Desafiando el estado de sitio militar y sin cambiarnos, sin temor a cruzarnos con algún vecino, mi mamá y yo salimos a la calle. Alumbrados sólo por la luna caminamos hasta la esquina, y nos quedamos un rato ahí con las miradas en el cielo.”. Molina y su personaje pertenecen a la generación de los nacidos en los setenta, y desde allí se construyen algunos rasgos que aparecen en el libro: la infancia durante la dictadura, la primera juventud durante los noventa, el ingreso a un mercado laboral precarizado, el desmoronamiento del imaginario de la familia tipo con casa, auto y vacaciones regulares.
La lectura de blogs articula lo múltiple en recorridos personales y azarosos al mismo tiempo. El libro podría clausurar esa proliferación atrapándola en una encuadernación. Sin embargo, Molina logra una escritura fractal, en la que las pequeñas variaciones de la ficción moldean relatos que se fugan del papel para abrir ventanas simultáneamente biográficas, ficcionales e históricas.

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